Cada año, el uso de dinero electrónico aumenta a pasos agigantados, mientras que el uso de papel moneda disminuye.

En la Argentina, solamente en el 2018, alcanzó un promedio de $226.000 millones, record histórico, representando el 30,4% del total de depósitos, según lo informado por el índice de medición del índice UDE Link. Este índice elaborado por Link (la empresa de cajeros automáticos argentina que brinda soluciones tecnológicas aplicadas al sistema financiero), refleja la tendencia del uso de dinero electrónico en nuestro país, y se actualiza mensualmente.

Sobre el total de 405 millones de transacciones en diciembre de 2018, lidera el Home Banking, con el 42,7%; seguido de Cajeros Automáticos, con el 31,1%; y Aplicaciones Móviles con el 26,2% restante.

Este último método es aún novedoso en la Argentina, y lo impulsan, entre otras, la propia “Red Link” con su app Valepei, pero ya tiene algunos años de uso en algunos países de Europa, y los resultados son positivos.

En Dinamarca, por ejemplo, se dejaron de fabricar monedas y billetes en el 2013, para invertir en sistemas electrónicos. En la actualidad hay incluso comercios que no aceptan dinero en efectivo.

De la misma manera, el Banco Central de Suecia está buscando restringir su moneda al uso de dispositivos móviles y computadoras.

Las causas primeras pueden resultar obvias, pero además de seguridad y comodidad, este nuevo método comprobó ser más ecológico, no sólo por la nula necesidad de imprimir nuevos billetes, sino porque no requiere el uso de transporte – una variable que posiblemente no hayas pensado antes de leer esta nota. De hecho, con la desvalorización del peso argentino, ¿pensaste alguna vez en cuánto más espacio ocupan los billetes que diariamente deben ser transportados por las empresas de caudales?

Aún así, mucha gente se muestra desconfiada en el uso de estas nuevas tecnologías, más que nada por miedo a que sus datos personales y bancarios estén inseguros en la nube.

Es por eso que es responsabilidad de las empresas – y ya no sólo de los bancos – estar al tanto de los avances tecnológicos para protegerse como proveedoras y como usuarias, y lo que es más importante, proteger a los clientes ya que la tendencia del uso de moneda electrónica llegó para quedarse.